domingo, 20 de mayo de 2012

En sueños mi cuerpo te desea

Me hierve la sangre cuando te miro,
templo sagrado que reverencio,
misterio en el que me adentro
en cada encuentro contigo.
 
Sólo con una caricia de tus manos
mi cuerpo tiembla estremecido,
dejándome llevar por el brío.
Acurrucándome en el candor de tu abrigo.
 
Mis senos se levantan erguidos,
dando la bienvenida a tu vehemencia.
Complicidad de los sentidos.
Entrañas abiertas a tus firmezas.
 
Ritmo armonioso que nos deleita,
ímpetu  de ansia frenética,
confusión de cuerpos sin sentido,
violentos embistes que nos enajenan.
 
Fusión de almas amorosamente necesitadas,
compás de caderas precisadas,
secretos de cuerpos compartidos,
mentes de pensamientos secuestrados.
 
Diccionario de palabras no escritas,
henchidos ya en continentes por descubrir,
en cada encuentro un nuevo deleite
y en cada deleite un nuevo jardín.
 
Recorre el laberinto que ansías
ante el frenesí de tus manos perturbadoras.
Bésame con el arrojo de tu boca,
¡Transfórmame! ¡Atúrdeme! ¡Vuélveme loca!
 
Fusionados somos una unidad,
misterio de fundición apasionada,
rocíame de tu licuación ardiente y sagrada,
fundámonos en ríos de lava liberada.
 
Profundidades que emergen en las miradas,
de enigmas, más allá llevadas.
Por un instante, necesidad saciada.
Saciedad insaciable que vuelve a regresar.
 
Me hierve la sangre cuando te miro,
templo sagrado que reverencio.
Misterio en el que me adentro
en cada encuentro contigo.

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